EL TRAJE
Una tarde a punto de
cerrar la tienda de caballero, bajando la persiana
Del escaparate cruzaba
un hombre mal trecho sorteando un charco que se
Había acumulado tras la
intensa lluvia pude ver que venía en dirección ha
La tienda picando con
los nudillos con la otra mano me izo señas a que le
Abriera la puerta. Un
poco mosqueado deje bajada la persiana del escaparate
En vez de abrir con
llave me dirigí al cuarto de costura para consultar con
Mi jefe, este hecho una
mirada y dijo, si Sebastián abre a Don Ramón, dentro
Se zarandeo el pantalón
cayendo gotas de agua en el suelo y dijo menos mal que
Si tardo un poquito más
no puedo encargar el traje, pues lo necesito para dentro
De tres días, le dijo
Don Guillermo este con cara de preocupación dijo tienes que Hacer tres pruebas.
¡ y baya pruebas
pensaba yo ¡ me mando traer el muestrario de los tejidos
Un centímetro, saco el
bolígrafo y con maestría se puso a recorrer su cuerpo con el
Centímetro, las curvas
que allí había solo Dios lo sabe, me decía Don Guillermo
En voz alta Sebastián
apunta, el pobre Ramón parecía un paraguas abierto,
Quedaron para la
primera prueba que era al día siguiente, yo preferí estar despachando en el
mostrador seguro se me escaparía la risa y no quería liharla
Don Ramón salió después
de largo rato diciéndome hasta luego.
Ha al otro día la
segunda prueba, me llamo Don Guillermo para marcar los bajos
Y las boca mangas el
sastre iba diciendo le queda mejor Ramón encoja este pie
Ahora estire el brazo
derecho, el otro póngalo detrás de la nuca mírese usted al
Espejo, ya verá como
nota mejoría.
Don Ramón decía que si
con la cabeza, en esto se pincho con una alfiler y dijo
Ostia que has puesto
aquí, Don Guillermo se disculpo como pudo diciendo para
Mañana es la última
prueba, por la noche ira el chico de los recados a entregarlo.
A la tercera prueba no
quise ni verlo, di la disculpa que tenía que ir al almacén
a empaquetar algunas cosas.
Pasaron unos días,
entro otro cliente contado que estuvo en una boda y vio a Don Ramón muy raro
que estaba con la pierna encogida, los brazos una estirado el otro
Sujetando la cabeza,
continuaba diciendo ya tenía bastante con su maltrecho cuerpo
Y ahora más el pobre,
el jefe y yo nos miramos sin mediar palabra…
Escrito por tensy
Espina
Derechos de Autor.
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